lunes, 2 de enero de 2012

COMIENZA LA CARRERA

¿Qué mejor para despedir el año que el pistoletazo de salida para la campaña electoral? El propietario del arma ha decidido señalar el comienzo de la carrera por la presidencia. Y aún no hemos despedido 2011. Por si alguien dudaba, ya sabemos quién maneja mi barca que a la deriva me lleva. Creo que ya todos lo tenemos claro. Todos menos él. Que en lugar de disparar al aire como es preceptivo, apunta a la cabeza. Cuando te eriges en juez de pista y asumes el cometido de señalar el comienzo de la prueba, no puedes disparar a los corredores para asegurarte de que tu protegido alcanza la meta el primero y en solitario. No es legal, ni ético, ni moral. Pero eso poco le importa. Ya lo dice bien claro: Deseo que al menos pueda seguir al frente de la Federación Cántabra cuatro años más" Y ya se sabe, los deseos de éste, son órdenes para el 95 % de la gente. No me preguntéis el motivo, porque lo desconozco. Nunca fue santo de mi devoción. 

Lo que ignora, como tantas otras veces, es que esa carrera solo se produce en su cabeza. O es consciente y solo dispara por si acaso. Aunque no creo, en tiempos de crisis hay que ahorrar hasta las balas. Se que el jardín en el que me adentro es peligroso. Como en la saga del mago adolescente, hay un personaje en los bolos cuyo nombre no se puede mencionar. Todos sabemos quién es, "Quien tu sabes" o "el que no debe ser nombrado", pero no mencionamos su nombre. Todos sabemos dónde comienza todo ésto. Los que tenían dudas, ya lo han podido comprobar por sí mismos: " Le vaticiné que su mandato iba a ser difícil, como así ha sucedido." A pesar de ello, y de que incluso señala a su mano diestra, aún habrá muchos que seguirán y acatarán sus órdenes al pie de la letra. Yo no. A mi no me asusta eso de que "el que a hierro mata, a hierro muere"

No hay tal carrera, y seguramente ni la habrá. Uno de los motivos es precisamente este pistoletazo. Un aviso a navegantes: aquí estoy yo, esta es mi mano derecha y quiero que ese otro siga siendo presidente, al menos cuatro años más. Si algún despistado pensaba presentarse a Presidente, ya sabe que tenía que haberse encomendado a aquel que no debe ser nombrado. Y el otro motivo para que la carrera no se celebre es el más importante: nadie quiere encabezar el cortejo fúnebre. Quizá en su embelesamiento no se ha dado cuenta de que nadie quiere la silla quemada. Porque la fachada es muy bonita, siempre recién pintada y con muchas flores en sus balcones. Pero lo de dentro ya está en ruinas. Quien más y quien menos se hace una idea, pero todos desconocemos la realidad, aunque, a la vista de los últimos acontecimientos judiciales y de los que quedan por venir, a final de año ya no quede ni la fachada.

Nadie quiere ser presidente, tranquilo. Nadie quiere la silla de tu protegido. Que aquí ya no queda nadie comprometido. Poco a poco se han ido marchando todos a menesteres mejores. No los culpo de ello. Es más, me aventuro  a decir que ni siquiera él quiere serlo. En el fondo seguro que tú también lo piensas y por eso le has recordado sus obligaciones. Tantos años controlando el "prao" como para permitir ahora que se escapen las ovejas. Otro error más. Al igual que el crecimiento nunca puede ser negativo, las huídas tampoco pueden ser hacia delante. Quizá sea lo mejor dejaros correr hasta que os estámpeis de frente con el muro que pone fin al camino. Quizá entonces merezca la pena coger los restos y tratar de enderezar el rumbo.

Y yo ese momento no quiero perdérmelo por nada del mundo. Y para que hasta entonces estés entretenido, te aviso: yo, seguramente, ejerza mi derecho a ser miembro de tu Asamblea. Si, de la tuya. De la otra, de la buena, de la de los bolos de verdad, ya soy miembro. Pero ahora que ya vais cuesta abajo y sin frenos quiero subirme al carro, me gusta el riesgo. No puedes saltar a tiempo y contemplar el trastazo si no estás cerca en el lugar y en el momento preciso. Así que me presento. Que yo hace mucho que ya no tengo nada que perder. Y seguro que podré convencer a tres o cuatro trastornados que me acompañen. Eso si, si me lo permites, las normas las pongo yo. No quiero que nadie me vote, es más, ni los que acompañen ni yo, iremos a votar. Y si aún así, si alguno de nosotros sale elegido (aquí diría lo de libre y democráticamente, pero no me pega) te garantizo que nuestro voto será para tu candidato. Tienes mi palabra. De aquí no se escapa nadie por la puerta de atrás.

No es plan estar dando la tabarra y luego, a la hora de la verdad, echarse atrás. No es mi estilo. No tengo miedo a perder, porque tampoco hay nada que ganar. No es ningún honor formar parte de un órgano de gobierno de una organización en liquidación. Solo es una manera como otra cualquiera de decirte que no me gusta lo que haces, ni como lo haces. ¿Que no vamos a salir? Eso ya lo sé. Pero también sé que, aunque pequeña, siempre albergarás la duda. Y moverás los hilos como otras veces para asegurarte de que el que ocupa la silla es el tuyo. Ya lo hiciste con el que ahora señalas como culpable. Lo pusiste tú, aunque para ello hubiese que quitar a un paisano. Con el tiempo la jugada se volvió en tu contra. Pero el mandato no ha sido difícil como pretendías y augurabas. Que va. Ha sido un mar en calma. Las Asambleas son relajadas, breves y distendidas. Los Tribunales han dado la razón en todo. E incluso nos has proporcionado a muchos la oportunidad de ser Campeones de España. Aunque para ello se la has tenido que quitar a muchos cántabros. 

Si de verdad querías un mandato difícil, haberos quedado hombre. Haber presentado alternativas, ideas, propuestas... lo que viene a ser respetar las reglas del juego democrático. Haber demostrado a los bolos de toda España que teníais capacidad para dirigir sus designios. Si de verdad sois tan buenos como pensáis, habríais salido elegidos. Pero no, no salísteis elegidos. Y en lugar de aguantar cuatro años haciendo una oposición constructiva que es lo que a los bolos más falta le hace, cogísteis la puerta y os fuisteis. Muy responsable y poco valiente.

Así que comienza la carrera porque así lo has determinado. Como siempre. Señalas el inicio y el final. Pides la intervención política con nombre y apellidos. La discreción que nos pidieron debía de ser para los comunes mortales. Aguarda pacientemente esa intervención. Seguro que se te permitirá celebrar y organizar tu semana en Torrelavega, como en los viejos tiempos. Es la traca final perfecta: celebrar eso en la Catedral de los Bolos y a la vera de los auténticos Campeones de España. Ver para creer.

Mientras tanto, el de verdad, el Campeonato de España, el que otorga la Copa de S.M. el Rey, nos lo llevaremos a Melilla si hace falta. Eso si, sin dietas.


Pedro Pablo Moral Vidal
Delegado de la FEB en Cantabria