viernes, 1 de abril de 2011

¿OFENSA?

Desconocíamos hasta ahora en la Federación Española de Bolos, que el sentimiento de los Bolos también está registrado y patentado. Que existe “alguien” que se ha autolegitimado para sentir y hablar por ellos, confundiendo su propia ofensa con la ofensa de un deporte que va mucho más allá de su persona. A pesar de que nunca lo ha practicado, y muy a pesar de que no obtuvo el refrendo de los únicos que podían otorgarle la licencia que se permite.

Alguien que se permite el lujo de hacer suyo lo que es de todos.

Y sospechando que este “alguien” es el que realmente está ofendido por no poder alcanzar con su mano lo que la ley le tiene prohibido, me permito recordarle que nadie puede ofendernos sin nuestro consentimiento. O lo que es lo mismo: el sabor amargo que percibe no lo produce quien según él intentó ofenderle, sino que es autoinflingido, y aunque parezca absurdo, así es. El enemigo no es el otro, el enemigo es él mismo.

Somos muchos los que así lo entendemos. Otros lo asimilan con el paso de los años, y algunos lamentablemente nunca lo entenderán. Es el caso que nos ocupa.

Como tantas otras, la ofensa que él siente es una reacción pobre, pero reacción. Reacciona ante el trabajo y el esfuerzo de otros con desprecio, y reacciona ante el silencio con ira y confusión. Siempre reacciona. Está vivo. Pero no deja vivir.

Este “alguien” olvida rápidamente lo que fue y  lo que tuvo en sus manos. Ahora se dedica a adoctrinar sobre aquello que, desde su artificial atalaya, considera una ofensa para los bolos.

¿Ofensa para los bolos el hecho de que una Federación Española de Bolos organice sus campeonatos para todos aquellos que desean participar? NO.

Ofensa para los bolos es el desgraciado hecho de amenazar a aquellos que ejercen su libertad de participar en los Campeonatos Nacionales, independientemente de su lugar de residencia. Ofensa para los bolos es arrastrar a la institución que preside al más absoluto ostracismo por carecer de arrestos para asumir una derrota abrumadora. Ofensa para los bolos es huir ante el oscuro futuro que se presentaba tras haber perdido el poder de hacer y deshacer a su antojo.

Ofensa para los bolos es inventarse unos campeonatos que todas las federaciones autonómicas, menos una, a la que su imprudente apoyo le ha salido muy caro, rechazan frontalmente, y hacer creer a los aficionados que pones en juego el título al que aspira cualquier practicante de cualquier deporte. Ofensa para los bolos es dejar morir por abandono el juego de tus abuelos que nunca practicaste, por centrarte en una élite artificial e inexistente.

Ofensa para los bolos es permitir que se amenace a tus jugadores con el aislamiento si cometen la “ofensa” de disputar un Campeonato de España que tú no puedes ofrecerles. Y mayor ofensa aún es fomentar ese boicot presidiendo un torneo en el que uno de los desterrados está sentado a escasos metros de tí en la grada sin poder participar.

Ofensa para los bolos es prohibir que los jugadores de fuera de tu tierra  puedan acudir a la de  sus ancestros a practicar el juego que de ellos aprendieron y al que tantas horas de sus vidas dedican para que antaño pudieras presumir de una dimensión nacional que no hiciste nada por fomentar. Ofensa para los bolos es tratar de secuestrar sus derechos y hacerles comulgar con ruedas de molino para hacerlos pasar por un aro incendiario y sin sentido.

Estas acciones y muchas más sí que son verdaderas ofensas a los bolos. Como es una ofensa para los bolos el hecho de dedicarse a buscar la paja en el ojo ajeno mientras se tiene una enorme viga en el propio.

Dijo Martin Luther King:

“Nada se olvida más despacio, que una ofensa; y nada más rápido, que un favor”.

Los bolos tardarán en olvidar, “alguien” olvidó rápido el favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario